Por @KeniaMetztli
Estimadas/os lectores en está ocasión y a propósito del cierre año en el que, entre toda la vorágine de compras navideñas, cierres laborales y presupuestales, vacaciones o receso decembrino y un extraño mundial invernal, en el que aún de que nos guste o no el fútbol, invita a la fiesta mundialista. Entre todo eso, muy seguramente ya estás considerando el uso de tus palabras para felicitar a tus seres queridos y obviamente y entre ellos a ti misma (o), sí aún de que se lea extraño, qué palabras pronunciaras, para contigo mismo en este proceso de renovación.
De tal forma, que mi obsequio para ti es el recordarte el poder de las palabras, del cual mucho se ha escrito, pero nunca está de más un recordatorio. Comenzaré por considerar que el poder de las palabras radica, en que es uno de los puentes que nos conectan con la realidad, habrás notado que las personas que por alguna circunstancia han perdido el habla, generalmente desarrollan otro nivel de percepción y sensibilidad. Por darte un ejemplo hace un año enfermé de Covid-19, y perdí los sentidos del gusto y olfato, todo lo que respiraba y degustaba era como acartonado, simple, sin vida, lo que a ningún ser se lo deseo. Con esta inexplicable experiencia tuve que reeducar a los dos sentidos practicando diariamente un reconocimiento olfativo y degustativo. Esta experiencia me permitió apreciar que cada uno de nuestros sentidos son lo que nos conectan con la realidad, y nos recuerdan cuán vivos estamos.
Así el poder de las palabras refleja el cómo digerimos la realidad, no te ha pasado que con la solo escucha de cierta palabra cambia el semblante de tu rostro, lo que, aunado al tono y timbre de la voz en su dicción, da la fuerza y emotividad a las palabras, lo que, incentiva a tus emociones y pensamientos. De tal forma que, en la escritura se recomienda, hacer uso de los signos de exclamación para ser enfático en las emociones, lo que anteriormente ya revisamos, en el artículo titulado, Una nueva vuelta al sol… En conclusión, el poder de las palabras se explica en cómo moldear a nuestros pensamientos, por lo que, en este periodo de renovación, nada mejor que regalarte a ti misma (o) las palabras que mueven a tus emociones e incentivan a tus pensamientos.
En tanto, ¡Nos leemos… felices fiestas!
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