Por @KeniaMetztli
Estimadas/os lectores ofreciéndoles de antemano una disculpa por la demora en subir el artículo semanal, apelo al entender que entre los pasados días de celebración, de forma fugaz y repentina se consume el tiempo, por lo que, agradeciendo a su entender, daré paso a las letras que, a propósito de la pasada celebración de muertos, les comparto... Unas letras para la Catrina, en las que, obviamente me refiero a La Catrina o La Calavera Garbancera, que en el año de 1913 dio diseño y creación el ilustrador José Guadalupe Posadas, como una representación gráfica sarcástica que retrataba a las personas que en México, reniegan de su mestizaje, principalmente del origen indígena, lo que era muy común en la época del Porfiriato, encontrar personas de clase social humilde que pretendían ser de una clase social superior así como del tener orígenes europeos, por lo que, el retrato de La Catrina de Posadas, solo porta un sombrero, como muestra del querer representar lo que no es, toda vez que este tipo de retratos de calaveras sin identidad, que viven entre fiestas burguesas y de barrio, fueron generalizadas en la época como denuncias de la hipocresía social.
Así y años más tarde para ser precisos en 1947, el pintor muralista Diego Rivera, dio trazo al llamado, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, mural que se conserva en la hoy denominada Plaza de la Solidaridad, a un costado de la Alameda Central en la colonia centro de la Ciudad de México y que retrata a algunos personajes de la época resaltando al centro la figura de la La Calavera Garbancera de Posadas, en cuerpo completo y portando un sombrero y estola de plumas, al momento en que, toma de la mano a un pequeño Diego Rivera y con el otro brazo a José G. Posadas, cabe mencionar que en este retrato, la también llamada Catrina, representa a Quetzalcóatl (Serpiente de plumas preciosas y Dios creador del hombre ). De tal forma podemos destacar que, para la cultura mexicana La Catrina, ha representado las contrariedades de nuestro mestizaje, mismas contrariedades en las que, profundiza el ensayo del nobel mexicano Octavio Paz, el bien titulado El Laberinto de la Soledad, en el que recapacita sobre la identidad mexicana como lo expresa en los capítulos: Todos los Santos, día de muertos y La inteligencia mexicana, en los que da interpretación a la necesidad del mexicano por regresar a su origen como fruto de la soledad. Por lo qué, al día de hoy la figura de La Catrina, se ha fijado, como la máxima representante de nuestra celebración del día muertos, ya que históricamente su sola presencia que va entre la hipocresía y soledad, llega para recordarnos que tan vivos estamos.
En tanto... ¡Nos leemos!
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